En el medio hubo cosas buenas, en lo deportivo e institucional, pero a veces Gimnasia parece un club al borde de un ataque de nervios donde no se permite disfrutar. El balance del 2015 para Gimnasia aún no se puede hacer completo, porque sencillamente no terminó.

Sí, finalizó en lo deportivo en cuanto a fútbol se refiere, pero en otros aspectos todavía se está jugando cosas importantes, como la continuidad de Pedro Troglio al frente del plantel, algo que no es un dato menor. Porque se trata de un ídolo, símbolo o referente, como quieran llamarle, pero sin dudas alguien que definitivamente tiene un lugar guardado en la historia del Club, como jugador y también como técnico. Más allá de todo lo que pueda vivirse y respirarse en El Bosquecito, en el Poli o en Estancia Chica, el corazón sigue siendo el fútbol, es decir lo que pasa en el Bosque.

El pulso de una institución muchas veces (sea justo o no) lo marca si la número 5 entra o no en el aro de enfrente. En ese sentido, el Lobo pasó por todos los estados, y una vez más este grupo logró recuperarse como en otras oportunidades, salio adelante e invitó a soñar a su pueblo. Pero pasan tantas cosas en un club, desde la construcción de la Tribuna "Nestor Basile" y ese hueco infame que dolía como una daga clavada en el corazón se fue cubriendo con realidad. El Poli volvió a ser centro de espectáculos para la ciudad y las disciplinas siguieron regando con sudor el parquet en calle 4. Y en las últimas horas, justo el 10 de diciembre, fecha tan especial para los Triperos la noticia de que las tierras de El Bosquecito serán para siempre para los lobitos y lobitas que jueguen al fútbol o al hockey o estudien también, como tiempo atrás paso con las de 60 y 118.

Sin dudas todas conquistas que no deben pasar por alto. Como tampoco ese orgullo hecho a pulmón que se levanta en Abasto, ese sueño hecho realidad llamada Campus "Carlos Timoteo Griguol". Un lujo, que le da un salto de calidad a la Entidad, que un grupo de socios alguna vez ideó, con el objetivo de colaborar. INESTABILIDAD EMOCIONAL Y FUTBOLÍSTICA

Digo que lo arrancó con dudas, por que aquel clásico de enero pareció complicar todo lo planeado para lo que iba a venir. Derrota con Defensa y Justicia en el debut como local, empate en San Juan, caída en el clásico en 60 y 118, empate con Huracán y las cosas que parecían complicarse para Troglio. Pero una vez más el DT y el grupo lograron resurgir, empezaron a aparecer los resultados, victorias en el torneo y la Copa Argentina. Así se fue al receso con una gran goleada ante Unión en una noche perfecta.

Cuando se reanudó el certamen el envión victorioso siguió, y fueron 13 partidos los que el equipo estuvo sin perder (11 del torneo y 2 de Copa Argentina). El equipo estaba afinado, las individualidades funcionaban ajustadamente y los que saltaban desde el banco daban solución. El equipo invitaba a soñar a los habitantes del tablón. Pero en el último tramo del certamen el equipo comenzó a decaer y los sueños de clasificar a la Libertadores se fue diluyendo.

Anímicamente se lo vio golpeado e impotente. A pesar de los contratiempos (lesiones y bajones) Troglio se las ingenió para terminar sumando una buena cantidad de puntos. Está claro, el grupo dio todo lo que tuvo, por eso ahí es donde se deben pensar en los refuerzos de jerarquía, que puedan resolver situaciones, salto de calidad que a este grupo por ahí le faltó. A pesar de ello, salvo partidos puntuales donde jugó decididamente mal, ningún rival lo pasó por encima. La Sudamericana quedó atragantada y con sabor amargo por culpa en gran parte de situaciones arbitrales.

Y por estas horas se define la continuidad de un Troglio al que se nota cansado, desgastado, tal vez desilusionado. Por eso el año termina con incertidumbre sobre si el técnico estará el 4 de enero dirigiendo al plantel. Ahora, la pelota la tiene la dirigencia, que deberá dar respuesta a los pedidos de un Pedro que espera señales, pero que en el fondo de su corazón, siente que por cosas decisiones ajenas, su etapa término.

(*) Licenciado en Comunicación Social