Hace ya muchos años, por la década de los ochenta, Guillermo Coppola era el empresario que más jugadores representaba en el fútbol argentino. Sin temor a equivocarme, puedo decir que llegaron a ser más de doscientos. Durante una entrevista, en plena época de esplendor, le preguntaron cuál era el porqué de semejante acaparamiento. Guillote, sin demasiadas “careteadas” en medio contesto que –El fútbol y sus jugadores se mueven según la moda. Van todos al mismo peluquero, compran ropa de la misma marca, usan determinado modelo de auto….y yo, hoy soy el representante que esta de moda- Bueno, pareciera que hoy, ya entrados en el tercer milenio, se ha puesto de moda pegar patadas, pegar planchazos y codazos. Pegar.
No es difícil darse cuenta que en el “ambiente” del fútbol todo se rige según la moda que imponen sus referentes. Por ejemplo: Juan Román Riquelme (referente si los hubo) tiraba sobre la mesa todo su andamiaje de “modismos” asimilados en España y cuando hacía declaraciones decía cosas como –Hemos ganado en casa, estamos contentos- Al cortísimo plazo, y luego de haber ganado como local, el diez de Rafaela declaraba estar feliz por haber “ganado en casa”. Y el de San Lorenzo lo copiaba, y el de Colón, y el de Belgrano. Ya nadie dice: “ganamos como locales, nos hicimos fuerte en nuestra cancha”. Hoy todos, cuando ganan de local, han ganado en casa.
Alguna vez, Juan Sebastián Verón dijo algo como que – Estamos acostumbrados a tener la vara alta- Y luego todos comenzaron a ver “la vara alta” cuando tenían que hacer referencia a los hinchas que mostraban su enojo ante una racha negativa.
Hoy todos los jugadores se tapan la boca durante el partido. Aunque estén diciendo – ¡Boludo, me re aprieta la remera térmica, no me deja respirar ¡ - Está de moda taparse la boca al hablar dentro de la cancha. Como está de moda pegar.
Las otras noches, en el programa Qué Lindo Es El Fútbol charlábamos del tema con Pablo Del Compare, médico de Gimnasia. Preocupado, nos contaba que a esta altura, el ya hace rato que se preocupa por cómo se pega en los entrenamientos. Que cosa ¿no? El problema, es que Carlos Tévez, Carlitos, el jugador del pueblo, el de Fuerte Apache, ese mismo, acaba de quebrar a uno de un planchazo. Ojala no se haga moda, aunque no me hago ilusiones. Mientras escribo esto, Villar, de Unión de Santa Fe, acaba de ser expulsado por meterle un planchazo a la altura del riñón derecho a Barbosa de Rafaela.
Habrá que ir reservando patadas y planchazos para esta temporada de primavera-verano.